UN TRIUNFO DE LA CIENCIA (OTRO)

EL TRIUNFO DE LA CIENCIA

El pintor Ludovico Cardi, "il Cigoli" (1559-1613), y Galileo Galilei (1564-1642), ambos toscanos, se conocieron en Florencia y conservaron la amistad durante toda la vida, como atestigua la abundante correspondencia que mantuvieron.
Entre la extensa producción del pintor, llaman la atención los frescos que, por encargo del papa Pablo V Borghese y bajo la dirección de Cavalier d’Arpino, pintó en la cúpula de la Capilla Paulina, en Santa María la Mayor de Roma, entre 1610 y 1612. Lo más curioso de esta obra (y lo que motiva este post), es la imagen de una mujer que es descrita en el Apocalipsis (12:1) como
“vestida del sol, con la luna debajo de sus pies, y sobre su cabeza una corona de doce estrellas”. En esta mujer se ha querido ver muchas veces la imagen de la Inmaculada que, por esta razón, a menudo se representa sobre una media luna y con la corona de estrellas. Pero, a diferencia de las de Murillo o Velázquez, por citar dos muy conocidas, la “mujer/Inmaculada” de Cigoli no se apoya en una "luna de cristal perfecta" —idea aristotélica que predominaba entonces—, sino en una representación del satélite con montañas, valles y hoyos, inspirada en las descripciones que hizo Galileo en su obra Sidereus Nuncius (“El mensajero sideral”), de 1610.


Y aquí viene la “justicia poética”. El papa Paulo V, que prohibió la defensa y propagación de las ideas copernicanas, (por las que, años después, Galileo fue juzgado y condenado y de las que fue obligado a abjurar) yace en la Capilla Paulina, bajo la magnífica luna galileana de Cigoli.
Como una metáfora del triunfo de la ciencia sobre el fanatismo y la superstición.

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