CONTINENTES PERDIDOS

Hace unos años que compré en la Feria del Libro Antiguo y de Ocasión una obra fascinante: "La Ciencia de la Vida", escrita nada más y nada menos que por estas tres eminencias: Julian Huxley (hermano de los famosos Aldous Huxley -el autor de "Un mundo feliz", novela que solía recomendar a mis alumnos de 2º de Bachillerato- y del premio Nobel Andrew Huxley y nieto de Thomas Henry Huxley -amigo de Darwin y ferviente defensor de su, entonces novedosa, "Teoría de la Evolución", hasta el extremo de ser apodado "el bulldog de Darwin"-), H. G. Wells (autor de obras de ciencia ficción tan conocidas como "La guerra de los mundos", "La máquina del tiempo" o "El hombre invisible") y por el hijo de éste, George Phillip "Gip" Wells, un reputado zoólogo de Cambridge. La obra, en dos tomos, lleva por subtítulo "Un compendio del conocimiento actual de la vida y de sus posibilidades" y es un puro placer dejarse llevar por la prosa brillante, la audacia de muchas aseveraciones (ahora obsoletas, pero... ¡hablamos de una obra de los años 30!) y la deliciosa ingenuidad de una concepción de la biología que estaba naciendo pero que ya apuntaba hacía los grandes (y a veces controvertidos) avances que traería la Genética, entre otras disciplinas, en los años siguientes...
Pero en el "post" no pretendía escribir sobre este libro... Casualmente, he encontrado entre sus páginas una hoja de un periódico antiguo y un almanaque de bolsillo de 1936. La hoja, en realidad un recorte que no permite conocer a qué periódico pertenecía, contiene un artículo titulado "Los vestigios - Inquietudes geológicas (buceando en la Prehistoria)" y está escrito por Antonio de Hoyos y Vinent, un aristócrata homosexual, educado en la Europa de principios de siglo XX, que ejerció a lo largo de su vida los oficios de periodista y novelista, exhibió los modales de un dandy, defendió las ideas anarquistas y, tras la guerra civil, fue encarcelado... Hace poco leí un cuento suyo, un trágico relato de prosa afectada ("Bajo la lluvia de fuego con que el sol abrileño incendiaba Madrid en gloria de luz, entre la curiosidad de las alineadas gentes corría la calesa camino de la plaza...") pero erudita y no carente de cierta amargura: se titula "La Toreríay lo podemos conseguir (igual que otras obras suyas) gracias a la magnífica colección de textos digitalizados que encontramos en la página web "Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes".
El artículo al que me refería es en sí el retrato de una clase de individuos y de una forma de entender la cultura que ha desaparecido y que, me temo, a la vista de la avifauna que picotea en los libros de texto de la Educación Secundaria, que no volverá. El autor lo escribió, seguramente, a vuelapluma, sin más preparación que su bagaje cultural y sin más investigación que un librito que acababa de caer en sus manos ("Vestigios de la Atlántida", del doctor Rafael Requena, un venezolano que también es digno de un estudio más detallado: médico, arqueólogo, diplomático...). Pues bien, en tan pocas líneas, hay referencias culturales suficientes como para pasar una o dos tardes recordando las conocidas y aprendiendo las desconocidas (¡qué haríamos hoy en día sin el imperio de las tres uves dobles!): desde las ruinas de Palmira hasta los misteriosos continentes Hiperbóreos, desde el arcano Mu hasta la legendaria Lemuria..
Post data: ¿Hay algún o alguna aristócrata en la actualidad que, además de comprar joyas o decorar su palacete con dudoso gusto, y rodearse de cortesanas o cortesanos para cobrar una millonada en la prensa de la subcultura rosa, sea capaz al menos de "hacer la o con un canuto"? O tempora...

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